Prision provisional jurisprudencia

Guía del artículo 3 echr

A partir de 1983, la Legislatura de Florida promulgó una serie de leyes que autorizaban la concesión de créditos de libertad anticipada a los reclusos cuando la población penitenciaria del estado superaba unos niveles predeterminados. En 1986, el peticionario fue condenado a 22 años de prisión por un cargo de intento de asesinato. En 1992 fue puesto en libertad al determinarse que había acumulado cinco tipos diferentes de créditos de libertad anticipada por un total de 5.668 días, incluidos 1.860 días de “créditos provisionales” concedidos como resultado del hacinamiento en la prisión. Poco después, el fiscal general del Estado emitió un dictamen en el que interpretaba que una ley de 1992 había anulado con carácter retroactivo todos los créditos provisionales concedidos a los reclusos condenados por asesinato e intento de asesinato. Por tanto, el demandante fue detenido de nuevo y devuelto a la prisión. Presentó una petición de hábeas corpus alegando que la cancelación retroactiva de los créditos provisionales violaba la cláusula ex post facto. Basándose en un precedente que rechazaba este argumento, alegando que la única finalidad de estos créditos era aliviar el hacinamiento en las prisiones, el Tribunal de Distrito desestimó la petición. El Tribunal de Apelación denegó el certificado de causa probable.

Los derechos humanos en la cárcel

Este trabajo revisa la forma en que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos aborda, a través de sus órganos -la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos- las medidas urgentes (cautelares en la Comisión y provisionales en la Corte), y las recientes reformas de las que han sido objeto. Para ello, se analizarán cuestiones como los aspectos generales de estas medidas, los motivos de su concesión, los derechos susceptibles de ser protegidos y las medidas urgentes de carácter colectivo, entre otros.

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La Comisión Interamericana (en adelante “Comisión”, “Comisión Interamericana” o “CIDH”) y la Corte (en adelante “Corte” o “Corte Interamericana”) de Derechos Humanos, como órganos internacionales de protección general de tales derechos, 1 poseen un sistema de medidas urgentes, conocidas como medidas cautelares y provisionales, respectivamente. Las primeras se derivan de las amplias facultades de la Comisión, que se extienden más allá de la esfera de su sistema de casos; las segundas se derivan expresamente de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante, la “Convención Americana”).

Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Las pruebas obligatorias de drogas a los presos se aplican en toda Inglaterra y Gales. Los datos del estudio piloto de 1995 en ocho prisiones muestran que la proporción de pruebas positivas de opiáceos o benzodiacepinas aumentó del 4,1% al 7,4% entre la primera y la segunda fase de las pruebas aleatorias y que hubo un aumento del 20% con respecto a 1993-4 en el total provisional de agresiones para 1995. La interpretación de estos datos es difícil, pero esto no es excusa para evadir el peligro de que esta política pueda inducir a los reclusos a cambiar el cannabis (que tiene un riesgo insignificante para la salud pública) por las drogas inyectables de clase A (un riesgo grave para la salud pública) en prisión. Los indicadores de resultados sobre el uso indebido de drogas que se basan en el programa de pruebas aleatorias obligatorias de drogas carecen de información covariable pertinente sobre las personas sometidas a las pruebas y no son fiables ni oportunos para las distintas prisiones.

Prision provisional jurisprudencia 2022

“el carácter de un menor no está tan bien formado como el de un adulto”.22 Al subrayar que “la juventud es más que un hecho cronológico “23Kennedy se refirió al carácter aún en formación del menor y estuvo de acuerdo en que

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Id. en 569 (citando Johnson v. Texas, 509 U.S. 350, 367 (1993)). El Tribunal aceptó el argumento rechazado en Stanford de que es un “reconocimiento relevante de la inmadurez e irresponsabilidad comparativa de los menores [que] casi todos los Estados prohíben a los menores de 18 años votar, formar parte de jurados o casarse sin el consentimiento de los padres”. Id.

Este razonamiento fue rechazado explícitamente por una pluralidad de cuatro jueces en Stanford, 492 U.S. 363, 366-67 (1989), y aunque el Tribunal de Thompson sostuvo que los niños de quince años o menos no podían ser ejecutados, el razonamiento del Tribunal no hizo hincapié en el desarrollo neurológico de los menores. 487 U.S. 815, 830-31 (1988).

Id. en 59-60. En Solem v. Helm, 463 U.S. 277 (1983), el Tribunal Supremo sostuvo que una sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional por un séptimo delito no violento (pasar un cheque sin valor) violaba la Octava Enmienda. Sin embargo, más tarde, el voto concurrente del juez Kennedy en el caso Harmelin v. Michigan, 501 U.S. 957 (1991), trató de revertir Solem o, como dijeron los disidentes de Harmelin, de “destripar” Solem. Id. en 1018 (White, J., disidente). La opinión del juez Kennedy prevaleció en el caso Ewing v. California, 538 U.S. 11 (2003), en el que el Tribunal confirmó una sentencia de veinticinco años a cadena perpetua por un delito grave de robo -específicamente, el robo de tres palos de golf- en virtud de la ley de tres strikes de California.