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Significado subjetivo
Quien considere que un determinado impuesto es demasiado elevado, discriminatorio o no está en absoluto justificado, no puede hacer nada al respecto. Si le afecta y recibe una notificación, puede recurrirla y presentar sus argumentos. No basta con enfadarse por algo.
Además del derecho, la filosofía también se ocupa de la cuestión de cuándo y a quién pueden corresponder los derechos subjetivos. El análisis histórico incluye planteamientos filosóficos. Pero esto sólo se aplica a las cuestiones teóricas.
Si alguien tiene un derecho subjetivo debe determinarse mediante la interpretación. Por supuesto, una serie de derechos están vinculados a la concurrencia de determinadas circunstancias y no sólo al nacimiento: Por medio de un contrato, el inicio de una actividad, la fundación de una empresa, el establecimiento de la propiedad… según el tipo de derecho que surja se puede dividir. De ello, a su vez, se pueden derivar los requisitos individuales. Por ejemplo, los derechos subjetivos pueden utilizarse al jugar y apostar en los juegos de azar.
Mientras no se prescriba una norma superior, el legislador decide la creación de derechos subjetivos para los individuos. Además, puede revertirlo si no viola ninguna norma superior. Puede tratarse de una ley humana, constitucional o de la UE.
Derechos objetivos
La subjetividad en un contexto filosófico tiene que ver con la falta de realidad objetiva. La subjetividad ha recibido varias y ambiguas definiciones de diferentes fuentes, ya que no suele ser el punto central del discurso filosófico[1]. Sin embargo, está relacionada con las ideas de conciencia, agencia, persona, filosofía de la mente, realidad y verdad. Tres definiciones comunes incluyen que la subjetividad es la cualidad o condición de:
Las distintas definiciones de subjetividad se utilizan a menudo juntas e indistintamente[1]. El término se utiliza más comúnmente como explicación de aquello que influye, informa y sesga los juicios de las personas sobre la verdad o la realidad; es el conjunto de las percepciones, experiencias, expectativas y comprensión personal o cultural de un fenómeno externo, y las creencias sobre el mismo, que son específicas de un sujeto[4].
La subjetividad se contrapone a la filosofía de la objetividad, que se describe como una visión de la verdad o de la realidad que está libre de los prejuicios, interpretaciones, sentimientos e imaginaciones de cualquier individuo. La subjetividad y la objetividad suelen considerarse dos puntos de vista directamente opuestos; por lo tanto, la comprensión de uno suele influir en la del otro.
El derecho es subjetivo u objetivo
En filosofía, la objetividad es el concepto de verdad independiente de la subjetividad individual (sesgo causado por la propia percepción, las emociones o la imaginación). Se considera que una proposición tiene una verdad objetiva cuando sus condiciones de verdad se cumplen sin el sesgo causado por un sujeto sensible. La objetividad científica se refiere a la capacidad de juzgar sin parcialidad ni influencia externa. La objetividad en el marco moral exige que los códigos morales se evalúen en función del bienestar de las personas de la sociedad que los siguen[1]. La objetividad moral también exige que los códigos morales se comparen entre sí mediante un conjunto de hechos universales y no mediante la subjetividad[1].
En la República, Sócrates se opone al relato relativista de la justicia del sofista Trasímaco, y sostiene que la justicia es matemática en su estructura conceptual, y que la ética es, por tanto, una empresa precisa y objetiva con normas imparciales de verdad y corrección, como la geometría. [El riguroso tratamiento matemático que Platón dio a los conceptos morales marcó la pauta para la tradición occidental del objetivismo moral que vino después de él [cita requerida] Su contraste entre la objetividad y la opinión se convirtió en la base de las filosofías que intentan resolver las cuestiones de la realidad, la verdad y la existencia. Consideraba que las opiniones pertenecían a la esfera cambiante de la sensibilidad, en contraposición a una incorporeidad fija, eterna y conocible. Mientras que Platón distinguía entre cómo conocemos las cosas y su estatus ontológico, el subjetivismo como el de George Berkeley depende de la percepción[3] En términos platónicos, una crítica al subjetivismo es que es difícil distinguir entre conocimiento, opiniones y conocimiento subjetivo[4].
Ejemplos de derecho subjetivo
Para ilustrar lo anterior, es necesario referirse a las concesiones y permisos considerados como limitaciones a los derechos subjetivos públicos de uso del medio ambiente y de libertad de actividad económica. Su análisis se justifica por el hecho de que estas restricciones tienen un impacto simultáneo en todos los derechos subjetivos públicos mencionados. Estas restricciones afectan a numerosos derechos, es decir, no sólo a la libertad de actividad económica, sino también a los derechos subjetivos públicos de uso del medio ambiente.
Asumiendo que esta posición es correcta, debe considerarse que la obtención de una concesión es una restricción del derecho subjetivo público del Estado, es decir, de la libertad de actividad económica, ya que la libertad de realizar esta actividad pertenece al Estado. La controversia sobre la posición así construida no debe ser rechazada explícitamente por la mera duda de tratar al estado como una entidad de derecho subjetivo público. También vale la pena subrayar que, como forma de actividad administrativa, una concesión es una decisión administrativa, emitida sobre la base de la ley, de acuerdo con las disposiciones del Código de Procedimiento Administrativo (Zdyb 2013: 363). Al mismo tiempo, cabe señalar que su obtención puede y suele limitar el derecho público a utilizar el entorno de otras entidades.